LOS PRÓTIDOS O PROTEÍNAS

• Los alimentos proteínicos o prótidos, como usted lo sabe, tienen mucha importancia.
Se aconseja consumir moderadamente los de origen vegetal (leguminosas desembarazadas de mi cutícula), y en mayor cantidad los de origen animal: carne reja, sangrante, jugo de carne, pescado magro. Pocas salchicherías (salvo Jamón) y viseras (sobre todo sesos), yema de huevo, sardinas, que predisponen a la esclerosis de las arterias.
Un buen promedio: 80 gramos de carne (o su equivalente) por día, tomada al mediodía.
LOS LÍPIDOS

• Los cuerpos grasos deben restringirse, para evitar la obesidad, prevenir la arteriosclerosis y el exceso de colesterol y para no fatigar el tubo digestivo (bastante indigestos, pueden fatigar el hígado,
irritar el estómago y los intestinos).
Promedio: 40 a 50 gramos de grasa por día.
Los cuerpos grasos animales (mantequilla) pueden reemplazarse parcialmente por materias
grasas vegetales (aceites no refinados, margarina). Conviene eliminar las frituras.
LAS FUENTES DE SALES MINERALES Y VITAMINAS
• En general, el régimen de las personas de edad carece de calcio (descalcificados, los huesos se rompen más fácilmente, los dientes se arruinan), de hierro (pequeñas anemias) y de vitaminas (de aquí ciertos trastornos nerviosos o psíquicos atribuidos indebidamente a la ancianidad y, en algunas ocasiones, a la fragilidad de las paredes venosas.
El calcio lo aporta la leche fresca (de 200 a 250 gramos por la mañana igual cantidad en la noche) que puede en cierta medida sustituyes con yogurt o queso. El hierro se encuentra en la carne, el hígado, los cereales, los ostiones y las almejas, las espinacas, las hojas de nabo, los albaricoques, las almendras y las lentejas.
Las vitaminas las aportan las legumbres verdes y las frutas.
Son la fuente principal de ellas y, además, proporcionan la celulosa, sustancia de lastre que facilita el trábalo del intestino, generalmente perezoso.
Debe prohibirse: ocasionalmente col (salvo coliflor), ruibarbo y bongos. Las frutas deben consumirse muy frescas y muy maduras (sobre todo los plátanos), crudas o cocidas,
en las dos comidas principales.
Promedio: 300 gramos de legumbres, 150 gramos de frutas, por día. Las otras sales minerales, entre ellas el yodo, las proporcionan normalmente los alimentos vegetales, los pescados y los mariscos.
LA SAL
• No debe abusarse de ella, pues este condimento excita el apetito y las secreciones del estómago.
LAS BEBIDAS
• Puede absorberse una cantidad normal, pero poco durante los alimentos para no diluir
demasiado los fermentos digestivos, ya deficientes. Los más indicados: cerveza ligera, burdeos rojo (máximo, 1/4 de litro por día); té y café ligeros, diuréticos, pueden autorizarse (salvo por la noche, en caso de insomnio). Son indeseables: aperitivos y licores.
LA REPARTICIÓN DE LOS ALIMENTOS
• Para no sobrecargar el tubo digestivo, ni en volumen ni en peso, la alimentación debe repartirse en 3 ó 4 comidas, variadas, pero tomadas a horas regulares (la más importante a mediodía, la más ligera por la noche).
Claro que el régimen alimenticio debe adaptarse a cada persona, tomando en cuenta factores individuales: condición física, activada que exige mayor o menor desgaste, etc. El médico debe determinarlo, si se plante la cuestión de la salud.
Recuérdese que el suero es excelente contras las afecciones hepáticas y es regulador del intestino. Por otra parte, deben preferirse las carnes blancas y las aves magras. La carne roja, más nutritiva, no figurará en el menú sino dos o tres veces por semana, y sólo en la comida del medio día.
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